Vaya-calor hace su compra habitual de avellanas y murmura algo mientras hace un gesto con el dedo para que me acerque.
Murmullo.
Me acerco un poco mas.
Murmullo.
Me acerco hasta dejar la oreja pegada a su boca.
"Tienes películas de hombres?"
"...de hombres?"
"Películas de hombres" - con sonrisa pervertida por si no había quedado claro
"Eh... no, lo siento"
Y ahora me pregunto si lo de "Vaya calor" no iba con segundas. La culpa es de los padres, que los visten como kiosqueros.